El emblemático templo de Barracas cuenta con una importante mejora que otorga embellecimiento para las diferentes actividades nocturnas.
El emblemático templo de Barracas cuenta con una importante mejora que otorga embellecimiento para las diferentes actividades nocturnas.
Por iniciativa del Gobierno de la Ciudad, pero con diversos pedidos desde las autoridades de la entidad del barrio de Barracas, se realizaron canaleteados de todos los metros de cables y se instalaron cañerías para evitar generar daños en la fachada y en la estructura interna, cuya arquitectura pertenece al neogótico alemán del siglo XIX y es una de las más apreciadas del circuito eclesiástico porteño.
“Está mucho mejor iluminada y ahora estamos más seguros. Antes había peligros de cortocircuitos”, detalló el Padre Ernesto Salvia, que no deja de resaltar: “Hace años esperábamos esta renovación”.
Además del entubado, se instalaron nuevos tableros, alertas para detectar y advertir incendios y conexiones para teléfono e internet. Sin embargo, mientras los obreros y técnicos en electricidad se encargaban de dejar el trabajo en perfectas condiciones, los fieles juntaron dinero en colectas (y hasta a veces pusieron de su bolsillo) para realizar obras laterales de menor costo, pero igualmente necesarias para una construcción levantada en 1.875.
Así el edificio situado en Isabel la Católica 520, entre Brandsen y Pinzón, cuenta con un nuevo equipo de sonido y parlantes para las reuniones, más la clásica Gruta de la Virgen de Lourdes restaurada, una de las más antiguas del país (1.898). También lograron limpiar gran parte del templo y los sectores de difícil acceso.
“Durante años la presencia de palomas y después la de gatos generaron deterioros muy importantes”, comentó Salvia en diálogo con Porteño del Sur.
Es que por muchos años, la Santa Felicitas luchó contra la humedad que avanzaba por sus paredes y cimientos al igual que el abandono. En las afueras, y sobre la baranda perimetral, había decenas de grafitis que se mezclaban con un frente descascarado y contrastaba con la remozada Plaza de Colombia sita en frente.
Pero a pesar del aporte de los concurrentes, aún restan obras que ayudarán a mantenerla y que aún no se realizaron. “Se tienen que recuperar el muro externo para impedir que siga avanzando la humedad. Recién ahí se puede trabajar en el interno”, agregó el titular, especialista en historia eclesiástica y con una experiencia notable en patrimonio.
Incluida en varias oportunidades en la Noche de los Museos y descripta como uno de los espacios atractivos de Buenos Aires, según el Ministerio de Turismo de la Ciudad, la iglesia fue construida por el arquitecto Ernesto Bunge, bajo las órdenes de los padres de Felicitas Guerrero, quienes le rindieron honor a su hija luego de fuera asesinada por el dandi Enrique Ocampo, un pretendiente desairado de la joven, considerada la más bella de la época.
En torno a Felicitas existieron muchos mitos, como el que relatan varios vecinos: algunos ven a la chica caminar por el templo y mirar por la puerta.