Claudio «Mono» Minnicelli era uno de los hombres de mayor confianza de Julio De Vido, vivía en el Complejo Madero Center
Durante los últimos nueve meses, un viejo amigo de los Kirchner, alguien a quien Néstor y Cristina conocían bien, le confiaban sus finanzas, y beneficiaban con cargos públicos, vivió prófugo de la Justicia. Sobre el fugitivo pesaba un pedido nacional e internacional de captura urgente emitido con el más rojo de los rojos por la Organización Mundial de la Policía. Una alerta máxima de INTERPOL.
El Gobierno Nacional había fijado una recompensa a cambio de datos sobre él. Lo capturaron policías y agentes de Inteligencia después de dos semanas de ir cercándolo gracias a pistas que los llevaban hacia donde podía estar su objetivo. Y ahí estaba. En los últimos tres meses había llevado una existencia clandestina en Estación Chapadmalal, Mar del Plata.
Claudio Sebastián Minnicelli, alias “El Mono”, cuñado del ex ministro Julio De Vido, hermano de su esposa “Lali”, pasó a integrar la legión de ex funcionarios nacionales K buscados como presuntos autores de delitos y detenidos por la Justicia. Cárcel. Televisión. Imágenes de millonarios esposados, protegidos con cascos y chalecos antibalas para minimizar impactos sorpresivos, violentos y potencialmente letales. A este grupo de “tumberos K”, sin embargo, los protege mejor otro tipo de fortaleza. Aquella misma que les generó su actual destino de penurias judiciales:pueden saben demasiado sobre negocios ilegales exitosos gracias a los Kirchner. Los que los enriquecieron a ellos. Y a sus jefas y jefes de la política, es probable que también.
Por ser posibles autores de esos delitos cometidos con dinero público los llevaron a estar presos. Pero quizás por ese mismo pasado logren condenas menores y menos años de cárcel, si son condenados, de las que les tocarían si no fueran potenciales delatores y victimarios de las personas a las que le transferían parte de sus ganancias multimillonarias.
Minnicelli se diferencia en una cuestión crucial del empresario Lázaro Báez, del ex secretario Ricardo Jaime, del ex secretario de Obras Públicas José López, o del contador personal de los Kirchner, Víctor Manzanares, alias “Polo”.“El Mono” ya conoce la cárcel.
Estuvo cuarenta días preso por una causa de narcotráfico, según había revelado en 2009 a la revista Noticias. Pero eso había sido en Santa Cruz. Y en otro tiempo. 1999.
Gobernación Néstor Kirchner. El poder trabajaba para él. Y él, para el poder. Minnicelli tenía antecedentes penales en ese caso.
Ahora está encerrado en una celda policial, en Lugano. Fue atrapado por fuerzas de seguridad bonaerenses. Vivía escondido en Chapadmalal.
Está acusado de ser uno de los jefes de una banda, considerada una asociación ilícita por el juez Marcelo Aguinzky y la fiscal Gabriela Ruiz Morales, dedicada al contrabando a gran escala.
El caso ya tiene pedido de elevación a juicio oral. El juez y la fiscal resolvieron el caso con velocidad destacable para el promedio de tiempo que insumen las causas de corrupción instruidas en los tribunales de este país.
¿Alguien lo delató para cobrar la recompensa de 250 mil pesos ofrecida por el Gobierno? Eso afirma de modo oficial.
Pero quizás el enigma sea otro: ¿Minnicelli, el prófugo más buscado de la Argentina hasta el domingo a la noche, ya había decidido entregarse y, resignado, provocó el desenlace de su vida escapando de la Justicia?
Según fuentes que conocen la historia de este caso, la semana pasada, el abogado de “El Mono” había dejado trascender a quienes investigan judicialmente a su cliente que éste último se preparaba para entregarse sin necesidad de que lo busquen más.
Si el mensaje era o no creíble, no fue tomado en cuenta en Tribunales.
El 20 de mayo, la fiscal Ruiz Morales ya había elevado un oficio para que quede “expresa constancia” de que una foto de Minnicelli debería ser aportada por el Comando Unificado Federal de Recaptura de Evadidos (CUFRE). Y autorizó a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a que colaborara e interviniera en la búsqueda de “El Mono” prófugo junto al mismo CUFRE.
Espías y fuerzas de seguridad especializadas, pidió Ruiz Morales, debían realizar investigaciones en conjunto.
Es muy probable que ese oficio haya sido el principio del fin de la vida prófuga de Minnicelli, quien fue tan amigo de Néstor Kirchner que había sido elegido para recaudar fondos para su campaña presidencial del 2003.
No era, su jefe, una persona acostumbrada a delegar cuestiones financieras a alguien en quien no tuviera confianza absoluta.
Su cuñado, De Vido, se había visto obligado a defenderse públicamente, enviándole mensajes de presión a la propia ex presidenta Cristina Kirchner, y hasta a sus diputados del Frente para la Victoria, para que lo ayudaran a impedir que el resto de la Cámara de Diputados lo expulse del Congreso por “inhabilidad moral”.
De Vido celebró que continuaría viviendo con fueros de inmunidad de arresto, o de allanamiento de domicilio.
Que su cuñado estuviera prófugo en esos mismos días no lo ayudaba.
Espiado, bajo investigación de INTERPOL y los Ministerios de Seguridad de la Provincia, y él por el del Nación, Minnicelli fue encontrado el domingo por la noche, asegura el Gobierno.
En secreto, investigadores que supieron antes de su detención dónde podría estar “El Mono”, lo confirmaron. Pero el operativo para dar con él no fue ni improvisado ni espontáneo.
Cuando la policía lo reconoció, escondido en Estación Chapadmalal, Minnicelli dijo varias cosas, según fuentes que conocen el lado secreto de esta pesquisa. Una: “¡Ya está, perdí!”.
Y después, ya en la comisaría 8 de Batán, provocó a uno de sus captores. El comisario Leandro Harismendi: “Festejen ahora porque dentro de dos años vamos a ver dónde están, ustedes”, le dijo a quien había liderado el operativo para atraparlo en una despensa, llamada “El 9”, donde Minnicelli dejó una deuda de 200 pesos por unos salamines que compró pero que al final no pagó.
Las palabras provocadoras de “El Mono”, ya perdido y jugándose al todo o nada, podría ser leída en lenguaje “tumbero”, pero sobre todo es amenazadora, como una traducción feroz del lema que le da esperanzas al kirchnerismo: “¡Vamos a volver!”, es una frase que sus militantes repiten como arenga. O plegaria.
Minnicelli se mostró soberbio también en la instancia de declaración indagatoria a la que sería sometido por Aguinzky y Ruiz Morales.
Fue anteayer. Se negó a declarar.
Será igualmente procesado y pasará a formar parte de los once detenidos en el expediente conocido como el de “La Mafia de los Contenedores”, dijeron fuentes judiciales.
El detenido que también será incluido en el proceso oral de esta investigación es Hwang Sung Kung, atrapado en Seúl, Corea del Sur.
Sus compañeros de delitos aduaneros, sin demasiada chispa creativa, lo habían apodado con el nombre de su país de origen:“Míster Korea”, lo llamaban. O también “Kung Fu”.
¿Dónde vivía en Buenos Aires “Corea”, “Kung Fu” o el señor Kung?
En el complejo Madero Center, de Puerto Madero. El mismo en el que la familia Kirchner tiene un departamento dúplex, al que se le suma otro departamento más, ocho cocheras. Y donde también vive el ex vicepresidente Amado Boudou. Donde tienen dirección legal sus empresas. El mismo complejo en el que funcionó una oficina de Odebrecht. En el que viven el empresario K de los medios de y negocios en varios rubros más, Cristóbal López. Madero Center se hizo conocido porque allí mismo estaban las oficinas de “La Rosadita”, o SGI, la financiera vinculada a los Báez, presuntamente muy ingeniosa en sacar del país dinero de modo ilegal.
Fuente: Clarin. com