Finalmente, después de años de abandono y de idas y vueltas, falta poco para que termine la restauración del ex Patronato de la Infancia y el edificio ya tiene destino: hoy se anunció que, desde mayo, será la sede de la Comuna 1.
La comuna 1 esta integrada por integrada por los barrios de Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución. La sede actual está en Uruguay 740, enfrente del Registro Civil Central, y se encuentra cerrada por mantenimiento edilicio.
El anuncio fue realizado hoy por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, durante un recorrido por las obras junto al ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli. Así se develó para qué se usará el ex Padelai. Inicialmente, habían anunciado que allí mudarían al Ministerio de Cultura de la Ciudad. Pero renunciaron a la idea, porque el edificio no alcanzaba para albergar toda la estructura de esa cartera. En cambio, dijeron que lo reservarían para «áreas de servicios para los vecinos».
En esa línea, ahora se confirmó que será una sede comunal. «Éste es uno de los edificios más lindos de Buenos Aires y estuvo tomado por más de dos décadas. Hoy lo hemos recuperado y lo estamos poniendo a disposición de la gente, a la que se le ofrecerán los servicios de trámites de licencias de conducir, de Registro Civil y de Rentas», entre otros, explicó Rodríguez Larreta.
La obra, que comenzó a mediados del año pasado y tiene un presupuesto de $ 33 millones, consiste en la restauración integral de uno de los dos edificios del ex Padelai. Como se trata de un inmueble protegido, los trabajos fueron consensuados con la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico de la Ciudad. Para el segundo semestre del año quedará la recuperación del segundo edificio, que fue el que estuvo tomado hasta enero de 2017.
El Patronato de la Infancia fue creado para darle educación, asistencia y ayuda a los hijos de los trabajadores y de los inmigrantes que deambulaban por la Ciudad. Su conjunto edilicio data de 1892 y fue realizado por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo.
En los años de ocupación, en el edificio ahora en obra vivían 5 familias. El primer paso fue descubrir la estructura original, que debajo de las divisiones precarias y materiales flojos estaba intacta. También se avanzó en la recuperación de las fachadas y de la doble escalinata imperial. Mientras, el interior fue modernizado.
Las dos plantas de la construcción ahora se conectarán a través de un gran atrio de cubierta vidriada con una terraza accesible. Y al costado ya está terminado un anexo de cemento modernista para albergar los servicios, incluyendo los sanitarios.
La entrada principal al complejo estará en Balcarce y Humberto 1°, desde donde se accederá a una plaza cívica pública que vinculará el predio con el barrio. Así se completará un recorrido histórico junto a la iglesia San Pedro Telmo y a la Plaza Dorrego.
«Estamos a muy poquitos días de terminar la parte grande de la obra y nos quedan apenas unos 60 días más para que a principios de mayo esto pueda ser usado por los vecinos», confirmó Macchiavelli. Y precisó que habrá más de 2.000 m2 cubiertos y otros 1.000 m2 de espacio verde.
En cuanto la obra esté finalizada, el edificio se convertirá en la sede de la Comuna 1 y la planta baja estará abierta al público, ofreciendo diferentes servicios de atención en un espacio integrado con el patio verde exterior. Además habrá un sector para realizar espectáculos y presentaciones.
El Patronato, uno de cuyos edificios albergaba un internado para chicos marginados o huérfanos, funcionó hasta 1978 en Humberto I y Balcarce. En ese año, sus autoridades acordaron con el entonces intendente Osvaldo Cacciatore dejar la sede de San Telmo, a cambio de un terreno que nunca les dieron.
El predio quedó abandonado. Y en noviembre de 1984 fue usurpado por 108 familias que formaron una cooperativa. En 1990, el ex intendente Carlos Grosso les reconoció la propiedad del 70% del inmueble a cambio de que le hicieran mejoras. Como no las concretaron, el Gobierno porteño cuestionó la validez del acuerdo y en 2003, con la excusa de que había riesgo de derrumbe, la gestión de Aníbal Ibarra desalojó el complejo.
En 2009, la Legislatura porteña aprobó una ley de expropiación del predio y la Ciudad se lo cedió a España para que hiciera un centro cultural. Pero los españoles se retiraron del proyecto por falta de fondos y, en 2012, el director del centro permitió que reingresaran los ocupantes. Y una vez más, el viejo internado fue ocupado. Hasta el 5 de enero de 2017, cuando el Gobierno porteño consensuó un desalojo con sus habitantes a cambio de subsidios o créditos del IVC. Después de que se fueron, una cooperativa de cartoneros trabajó durante días para limpiar los dos edificios, donde se superponían entrepisos y subdivisiones precarias.