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Costantini construirán el edificio más grande del país

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El proyecto del gigantesco edificio de Catalinas Río está conformado por dos torres entrelazadas que se extienden en forma horizontal a lo largo de 240 metros con vistas exclusivas al Río de la Plata.

La torre norte  tendrá de 30 pisos (más de 120 metros de altura) y la sur, 23. Esa combinación de edificios que se vinculan en determinados puntos de su altura permitirá plantas que van desde los 2.000 a los 5.000 m2. Espacio suficientemente grandes como para fomentar el trabajo colaborativo, la circulación horizontal y la «retención del talento y la creatividad», según definen sus autores.

El proyecto del gigantesco edificio de Catalinas Río está conformado por dos torres entrelazadas que se extienden en forma horizontal a lo largo de 240 metros con vistas exclusivas al Río de la Plata.

La iniciativa del desarrollador inmobiliario Eduardo Costantini, fue llevado a cabo por el equipo de arquitectos estadounidense SOM, autor de la torre que hoy se eleva en el Ground Zero de Manhattan. El coloso tendrá una ubicación privilegiada en la zona que hoy se llama Catalinas Norte 2, un enorme predio frente a Dársena Norte, justo donde se terminó el Paseo del Bajo.

Para eso, Consultatio convocó a varios estudios internacionales como SOM, Dominique Perrault, Rafael Viñoly y Richard Rogers. Se realizaron dos vueltas para que los estudios ajustaran el proyecto y SOM (una de las firmas de arquitectura, diseño interior, ingeniería y planeamiento urbano más grandes del mundo) rehizo totalmente su propuesta para terminar imponiéndose al resto, agregó el matutino.

Los expertos de SOM, consustanciados con los nuevos espacios de trabajo y dueños de una larga trayectoria, saben que el éxito del proyecto depende de las posibilidades que tenga para conectarse con la vida del vecindario y de proporcionar un entorno activo para un barrio que carece de vida urbana. Por otro lado, buscan que sus edificios proporcionen la imagen de un valor duradero y la de un hito atemporal.

El complejo Catalinas Río busca sacar partido del tejido urbano de espacios abiertos y de la vida en la calle que generará el recién terminado Paseo del Bajo. En la planta baja tendrá una plaza central rodeada por un basamento comercial y un espacio protegido de descanso. Los dos vestíbulos de sendas torres de oficinas se vincularán a ese ámbito público y manteniendo su identidad individual.

Sobre la plaza central, se estructurará una suerte de «campus vertical», formado por una sucesión de espacios al aire libre y grandes terrazas sobre los puentes que conectan a cada torre.

La historia de este emprendimiento y su resultado arquitectónico fue fulminante, aunque trabajosa. Todo empezó a fines de 2017, cuando Costantini se impuso en tres subastas organizadas por la Agencia Administradora de Bienes del Estado (AABE). Primero compró el Lote 6 por u$s50,1 millones y el Lote 5 por u$s40,2 millones.

Una semana después, obtenía el Lote 7 pagando u$s50 millones. Tenía tres lotes consecutivos y, de esta manera, podía comenzar a solucionar uno de los grandes problema de la subdivisión que había realizado el Estado: los lotes solo permitían edificios de plantas chicas, menos de 750 m2 de alfombra. «El master plan de Catalinas Norte 2 fue pensado con la mentalidad de la década del 70, hoy se necesitan plantas de más de 2 mil metros cuadrados en adelante», señalaba.

El segundo paso era conseguir un proyecto que unificara los lotes y aprovechara las impresionantes vistas sobre el río, pero, por sobre todo, que brindara a la zona del Centro un producto diferencial. Para eso, Consultatio convocó a varios estudios internacionales como SOM, Dominique Perrault, Rafael Viñoly y Richard Rogers. Se realizaron dos vueltas para que los estudios ajustaran el proyecto y SOM rehizo totalmente su propuesta para terminar imponiéndose al resto.