El delivery y el take away no son suficientes para la gran mayoría de los negocios gastronómicos.Temen que la situación empeore.
Son varios los locales que en los últimos días comunicaron el cierre definitivo de sus persianas. En la lista figuran algunos como Sottovoce, en Puerto Madero; Hong Kong Style, en el Barrio Chino de Belgrano e incluso los que aún sobrevivían en el Buenos Aires Design, de Recoleta, pese a que los locales de diseño ya no funcionaban desde hace varios meses.
Sueldos y cargas sociales, alquileres, expensas e impuestos forman parte de un gran combo difícil de cubrir mientras no ingresa prácticamente dinero en los restoranes y bares. Comprendiendo la situación, algunos dueños de locales decidieron condonar los alquileres del mes pasado, pero son sólo casos particulares.
“Cada vez estamos peor y hay menos espalda para aguantar. La gran pregunta es cuántos restoranes van a abrir cuando esto pase…”, sostuvo Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restoranes, Confiterías y Cafés (AHRCC). “Cualquier empresa sin entrada, no aguanta”, agregó.
La realidad es que hoy, el delivery representa una ínfima parte del negocio. En muchos casos, a quienes trabajan con las aplicaciones para entregar pedidos se les cobra entre un 20% y hasta un 35% para hacer la operación. El take away, que se habilitó hace pocos días en la Ciudad de Buenos Aires, tampoco es tan rentable, dado que es sobre todo un servicio de cercanía. Muchos gastronómicos decidieron reinventarse con sus propuestas, ofreciendo viandas, comidas envasadas al vacío, tragos en botellas, entre otros formatos curiosos. Así y todo la situación les resulta sumamente complicada.
La semana pasada, la AHRCC mantuvo una videoconferencia con el ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens. Entre los principales pedidos se destacaron coordinar una acción conjunta ante AySA para lograr la disminución del costo fijo del servicio de agua corriente según los metros cuadrados de los establecimientos; flexibilizar o posponer a largo plazo el pago del cargo fijo de servicios como gas, internet y TV por cable; y que puedan acceder a los beneficios para el sector turístico todas las actividades gastronómicas.
Mientras tanto, el sector accedió en su gran mayoría al programa ATP para poder pagar los sueldos.
Del otro lado del océano, ciudades como Madrid y Barcelona dieron ayer un paso adelante en la flexibilización de la cuarentena y permitieron a los españoles acceder a bares y restoranes al aire libre ocupando sólo un 50% de la capacidad.
Muchos abrieron reversionados, para satisfacer a esa pequeña porción de comensales autorizados a sentarse. ¿Será así como en algún futuro volverán las casas de comida de la Argentina a la “normalidad”? Por ahora eso es una incógnita.