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Puerto Madero, un barrio fantasma?

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En Puerto Madero, las puertas de La Parolaccia Casa Tua están cerradas como consecuencia del aislamiento obligatorio por el avance del nuevo coronavirus.

Los ventanales están tapados con cartón corrugado. Algunos hombres entran y salen cargando unas mesas de metal, que seguramente se usaban en la cocina, y bolsas con materiales. De a poco, el local se vacía.
Antes de la pandemia, esta avenida era el principal corredor gastronómico de Puerto Madero. Ahora, está desierta. Pasó de ser uno de los lugares más concurridos por ejecutivos y turistas a representar un gasto insostenible para los dueños de los locales que, en muchos casos, no venden un plato de comida hace tres meses.

En los días previos a esta crisis, las empresas, con sus miles de empleados, y los hoteles de lujo, que atraían turistas con un alto poder adquisitivo, mantenían al barrio en funcionamiento. Sin embargo, la zona nunca se terminó de poblar. De hecho, en las enormes torres con departamentos aún hay muchas unidades sin ocupar. Ahora se combinaron ambos factores y las calles están vacías.
«En mi edifico hay muchos departamentos vacíos, lo mismo pasa en otros complejos de departamentos. Además cerraron los gimnasios, restaurantes, hoteles. Por acá se ve muy poca gente. Sin las oficinas y los turistas, está desierto el barrio», dice Manuel Constanzo, de 30 años, que vive en Puerto Madero.

A pocos metros de La Parolaccia Casa Tua, un local de sushi corre con la misma suerte. Las boletas se acumulan debajo de la puerta de vidrio -una postal recurrente durante la pandemia- y el interior está descuidado. Por la apariencia, es evidente que, hace tiempo, nadie entra al lugar. Según dicen los comerciantes, muchos locales quedaron al borde de la quiebra por la construcción del Paseo del bajo , que complicó el acceso a Puerto Madero, y la pandemia los termino de fundir.

«El rubro gastronómico viene perdiendo rentabilidad hace ya 10 años. En gran parte, fue por la inflación que luego no se pudo trasladar del todo a los precios. Específicamente en Puerto Madero, además de este contexto general, el Paseo del Bajo fue letal para los restaurantes. Y cuando terminó la obra apareció el coronavirus. Con el delivery no podes sobrevivir. Yo estimo que la mitad de los lugares van a cerrar», dice Martín Blanco, director de Moebius Marketing&Comunicación, que hace más de 20 años trabaja en el rubro gastronómico.

Delivery

También sobre la avenida Alicia Moreau de Justo, está Hard Rock Cafe. El restaurante todavía está operando, en un principio a través del delivery y luego sumó la modalidad take away. Pero, aun así, según Mariano Duca, el gerente de la sucursal, alcanzan solo el 5 por ciento de la facturación habitual.

«Lo que más trabaja es el delivery. En esta zona, poco y nada de take away. Pero, además, tenemos el tema de que las aplicaciones de delivery te sacan el 25 por ciento. Por el momento no hemos despedido a nadie. Tenemos 45 empleados», dice Duca.

Pensando en una reapertura, el panorama tampoco es muy alentador. El restaurante tiene un salón de 150 metros cuadrados más las sección que está en el exterior. Si tuvieran que aumentar la distancia entre las mesas, la cantidad de cubiertos que podrían ofrecer por día, se reduciría drásticamente.

«Se viene un momento complejo. Por ahora los mozos no están viniendo y veremos cuántos vendrán cuando volvamos a abrir. Tenemos ocho mozos y si se reduce la capacidad, no necesitaríamos más de dos. Los podemos ir intercalando por días, pero tampoco creo que les sirva porque ellos, sobre todo, ganan con las propinas. Es complejo, además el 60% de los clientes eran turistas y eso va a tardar mucho en volver», agrega Duca.

A dos locales de Hard Rock Cafe, estaba el restaurante Sottovoce , que debió cerrar. A través de la ventana se ve el espacio vacío, ya no hay mesas, ni sillas.

Cruzando el río, sobre la calle Macacha Güemes 322, en el Dique 4, está I Central Market. Ellos, como dice Patricia Gallo, que dirige el lugar, todavía la están «piloteando». Por dentro, el lugar mantiene una vitalidad que, por el momento, es ajena al barrio. Este comercio funciona como un mercado de productos nacionales e importados, que, además, vende comida en las modalidades take away y delivery.

Según Gallo, la facturación llega al 20 o 25 por ciento que la usual. «Esto se agrava porque la dotación de personal que tenemos es la misma. Acá atendíamos a 200 comensales por día, solo al mediodía. Pero ahora las oficinas no están trabajando».

I Central Market está ubicado en diagonal al Hotel Hilton de Puerto Madero, que al igual que el resto de los hospedajes está prácticamente vacío.

«Nosotros nunca tuvimos una mayoría de público extranjero, pero sí perdimos todo el flujo de gente que venía a las convenciones del hotel. Por ahora mantuvimos el personal, con mucho sacrificio. Hoy tenemos 70 empleados en estado ocioso. La ayuda del Gobierno nos permite mantenernos en la línea de flotación, no más que eso. Pero si eso se corta o si pasa a ser un préstamo, ya sería muy difícil», señala Gallo.

«Esto está vacío», dice un guardia de seguridad privada que vigila los locales a pocos metros del agua. «Pasa muy poca gente por la calle. Las oficinas que trabajan están a media máquina. Veremos cómo sigue», se lamenta.