Marcos Acuña ideó y creó Quick, un mini mercado sin cajas y cuyo plan de expansión incluye edificios, barrios cerrados, gimnasios y empresas. Además, tiene tres locales a la calle. Cómo es la experiencia
El concepto de cercanía que los supermercados pusieron de moda hace unos años está a punto de cambiar. Es que a partir de este jueves, con la inauguración del primero supermercado en una torre de departamentos, muchos residentes de este edificio verán cumplido su sueño: el de ir a hacer las compras en bata, a cualquier hora y sin salir a la calle.
Pero, además de hacerlo dentro de su edificio, los residente de Link Tower, en Puerto Madero, también podrán hacer sus compras sin hacer cola, ya que este innovador supermercado no tiene cajas y para comprar solo hay que escanear el código de barras de los productos. Tampoco se necesita efectivo, ya que se puede pagar a través de celular o, incluso, por ejemplo, se les podrá cobrar con las expensas.
«Link Tower será la primera inauguración en una torre y seguramente no sea la única. Además, la semana que viene estamos abriendo en las oficinas de Dexter y estoy en conversación con cadenas de gimnasios», adelante Marcos Acuña, fundador de Quick.
La propuesta del joven empresario, que no venía del rubro, no es competir con los supermercados tradicionales, sino entrar a lugares donde hoy, quizá con suerte, solo hay vending machines, con un modelo de mini markets autónomos. Así, barrios cerrados, clínicas, universidad, empresas, gimnasios son su objetivo.
En el caso de las torres de Puerto Madero -dos torres de 40 pisos-, Quick tiene un espacio de 50m2 y una gran oferta de productos.
in embargo, la prueba piloto que realizó Acuña para asegurarse que todo funcionara a la perfección fue a la calle con un primer local que abrió en enero en Aimé Painé y Martha Salotti, también en Puerto Madero, donde 46 cámaras analizan el comportamiento de compra de los clientes y dan información a los programadores que así mejoran en sistema. Justamente, en este mismo local está por inaugurar un espacio de kiosco que funcionará solo bajo la modalidad de scan and go.
También tiene otro local en pleno microcentro, en Maipú al 700, y en pocos días abrirá un tercero, en Palermo. «En estos locales la modalidad de compra es híbrida: se pude comprar con la aplicación de Quick y pagar con el celular sin pasar por la caja o hacerlo de la manera tradicional», explica Acuña, que comenzó a trabajar a los 17 como cadete y luego se convirtió en empresario del rubro gastronómico, de la construcción y tuvo una agencia de publicidad.
A estos locales del centro y al recién inaugurado super de la torres lo abastece con un depósito en el microcentro. «Nosotros sabemos en tiempo real qué producto quebró stock y se abastece en el momento. Pero, además, también conocemos que mercadería se consume y cual no«, señala Acuña, quien asegura que pueden darle a sus clientes precios más bajos que las grandes cadenas aún teniendo menor poder de compra.
«La inversión que tenemos que hacer en un minimarket no es mucha. No hay un costo inmobiliario; las góndolas y heladeras nos las dan los proveedores. Así, para un espacio de 30 m2 la inversión está entre los $ 500.000 y $ 1 millón».
En estos primeros meses de operación, el 20% de sus clientes compró con la aplicación. El empresario explica la diferencia con las terminales de autopago que existen en algunos supermercado y otros comercios: «En estas terminales se debe hacer cola, escanear los productos, sacar la tarjeta y pagar y luego te contralan lo que llevas. El pago con el celular permite que si en Quick hay 100 personas es como si hubiera 100 cajas, cada una es su propia caja».
CÓMO ES LA EXPERIENCIA
«Quick nace con el propósito de revolucionar las experiencias de compra, convirtiéndolas en cercanas, fáciles y evitando pérdidas de tiempo en colas innecesarias», dice su fundador.
Así, los locales permiten que los usuarios entren, escaneen los códigos de barra de sus productos, paguen y salgan, sin pasar por caja, logrando de esta manera un proceso absolutamente dinámico.
La tecnología que desarrolló Acuña en la Argentina con programadores locales está está basada en una app que permite que los compradores entren, escaneen los códigos de barra de los productos, paguen desde la misma app con tarjetas de débito/crédito o MercadoPago, y se vayan del local sin haber perdido tiempo en colas.
Para ello se utilizan sistemas de Inteligencia Artificial combinados con Tecnología de Visión Computarizada que ayudan a optimizar y automatizar el control de las ventas, el stock y las reposiciones.
COMO NACIÓ LA PROPUESTA
Cuando en plena cuarentena Marcos Acuña quedó encerrado con su familia en un barrio cerrado de Brandsen la única forma de hacer las compras era haciendo un viaje de una hora a un supermercado mayorista de la zona y una fila de unos 40 minutos para poder entrar al local.
Y cada vez que iba o dejaba de pensar cómo podía cambiar esa forma de comprar. «Hace 50 años que existe el código de barras y hace 50 años que nos cobran de la misma manera», remarca Acuña.