La empresa estatal YPF anunció la puesta en marcha de un plan para instalar 220 puestos de recarga para vehículos eléctricos en 110 estaciones de servicio. «Dotará a la Argentina de una red nacional de carga rápida, standard y universal, que permitirá que el país sea un jugador destacado en el futuro de la electro movilidad en América latina», declararon los promotores de la revolucionaria iniciativa.
Aunque todavía resulta incipiente la participación de este tipo de vehículos en el parque automotor. Detrás de la maniobra con la petrolera nacional, vuelve a aparecer la española Respol.
La instalación de los puestos estará a cargo de firma QEV Argentina S.A. en asociación con el Grupo ABB («ASEA Brown Broveri») y demandará u$s 13 millones. Los dispositivos desarrollados por ABB son de carga rápida DC (15-30 minutos por término medio para el 90% de la batería) y, además, cuentan con los tres protocolos estándar y dominantes del mercado (CCS, CHadeMo y AC), se informó.
QEV Argentina pertenece al joven empresario Jorge Justo Germán Neuss y a Myriam Adriana Ruggirello. «Georgie» Neuss es el CEO de la desarrolladora Urban Yard, que concentra sus actividades en el barrio de Puerto Madero, donde QEV y Urban comparten domicilio y oficinas. El presidente de la constructora es Eduardo Jesús Maidana.
El economista Neuss es el bisnieto de Hermann Neuss, fabricante de las reconocidas sodas y gaseosas sin alcohol que llevan el nombre familiar, e hijo Germán Neuss, quien junto a su tío Jorge lideran el Grupo Neuss, con fortísimas inversiones en los sectores inmobiliario, financiero, energético, aeronáutico, vitivinícola, tecnológico y de movilidad. La familia posee la distribuidora de Río Negro Edersa y en los últimos días firmaron a través de su subsidiaria Grupo Harz Energy un período de exclusividad con Pampa Energía S.A. para la compra de la participación de la Sociedad en Transportadora de Gas del Sur (TGS). Jorge Neuss fue titular de Thales Spectrum, la empresa adjudicataria del control del espacio radioeléctrico en los noventa.
• Suecos
Los socios de los Neuss en el emprendimiento de carga de autos eléctricos para YPF son el Grupo ABB, bautizado así por sus siglas «ASEA Brown Boveri». Este nombre surgió en 1988 tras la fusión de la sueca ASEA con la suiza Brown Boveri. Actualmente ABB es una de las multinacionales de la electricidad, electrónica y robótica con más emprendimientos por el mundo. Sus principales accionistas son la familia Wallemberg y el fondo BlackRock Inc.
Wallemberg es la familia más adinerada de Suecia y una de las más poderosas de Europa. Un informe publicado por la Asociación por la Dinamización de la Cultura Libre con sede en Barcelona la ubica a la altura de los Morgan, los Rockefeller, los Rothschild y los Warburg. Controlan el 40% de las empresas que cotizan en la Bolsa de Estocolmo y ostentan un imperio de inversiones vinculadas a bancos, farmacéuticas, telefónicas, informática, telecomunicaciones, automotrices, aerolíneas, hotelería y armamento. Durante el siglo XX el Grupo fue controlado por los hermanos Marcus y Jacob. Hoy, la conducen sus nietos y sobrinos nietos Jacob, Marcus, Peter y Nane Maria.
Nane Maria estuvo casada con el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan y es la sobrina nieta de Raoul Wallenberg, el «héroe sin tumba» de la Segunda Guerra Mundial, que salvó a más 100.000 personas del genocidio nazi. Su paradero aún se mantiene desaparecido, pero su ejemplo impulsó la creación de una Fundación Internacional en su nombre que desarrolla proyectos «educativos y de divulgación que promuevan el ejercicio de los valores de solidaridad y coraje cívico que animaron las gestas de los salvadores del Holocausto».
En 2010 Mauricio Macri participó como jefe de Gobierno porteño de los actos por el 98° aniversario del nacimiento de Raoul. Para homenajearlo, la Legislatura porteña sancionó la ley 2.088 que instaura un día dedicado a la memoria del «héroe sin tumba» y la ley 2.307, que establece al Día Wallenberg en la agenda educativa oficial de la Ciudad.
• Españoles
«El segundo accionista en importancia de ABB tras la familia Wallemberg es el fondo de inversiones BlackRock Inc. Otros accionistas importantes del Grupo son JP Morgan Chase y Citigroup», indicó el informe español. De este vínculo societario se desprende el regreso de Repsol a YPF.
El fondo BlackRock, dirigido por el magnate Laurence Fink desde Nueva York, es controlado por tres de los mayores bancos del mundo: Barclays, Bank Of América y PNC Bank. A su vez, estas tres entidades asumen participaciones accionarias en J.P Morgan Chase, Golmand Sachs y Citigroup. Blackrock luce una amplísima cartera de negocios y sectores de inversión. En España declara acciones en el Santander, el BBVA, el Sabadell, Telefónica-Movistar, Iberdrola y, por puesto, Repsol.
Según los datos de Bolsas y Mercados Españoles (BME), BlackRock está presente es todas las compañías que cotizan en el IBEX 35 y controla 3,7% del índice bursátil español por 18.000 millones de euros.
Fink dirige BlackRock desde 1992. Se le cuentan la gestión de activos por 5,1 billones de dólares en todo el planeta. En 2015 Forbes lo señaló como una de las 35 personas más poderosas de la Tierra. Si BlackRock fuese un país sería la cuarta economía del universo, tras los Estados Unidos, China y Japón.
En Madrid informan que la empresa extranjera que instalará los 220 puestos de carga en las estaciones YPF para cargar vehículos eléctricos posee 2,93% del capital de Repsol en títulos representativos.
En la Argentina BlackRock tiene su propia foja. Participó de las reuniones de accionistas cuando el Estado expropió el 51% de las acciones de YPF en febrero de 2014. Ese mismo año, la expresidenteCristina de Kirchner acusó al fondo de «conspirar» contra el país y lo vinculó al buitre Paul Singer. En medio del conflicto por el pago de la deuda en default, la exmandataria señaló a BlackRock como responsable de la quiebra de la imprenta Donneley, que había comprado meses antes.
En su defensa, Fink rechazó la acusación, remarcó que había apoyado la postura de la Argentina en el «Juicio del Siglo» y hasta recordó que su empresa se presentó como «amicus curiae» del tribunal neoyorquino que condenó al país para evitar el pago de más de u$s 16.500 millones que luego concretó Macri. Cristina argumentó en ese momento que Fink y Singer estaban del mismo lado del mostrador en el caso judicial, pero que lo ocultaban. «Se repartieron el rol de policía bueno y policía malo», alertó.
La relación entre BlackRock y Macri es distinta. Menos de 10 meses después de asumir como jefe de Estado, recibió a «Larry» en la Casa Rosada. El estadounidense fue el principal comprador de la nueva deuda argentina que se emitió para pagarle a los buitres. Pero además, para «asegurarse que el dinero de sus clientes estará seguro en un horizonte más lejano, más allá del gobierno de Macri», el CEO de BlackRock prometió inversiones en energías renovables, obras para desarrollar petróleo y shale gas, y como proveedor de créditos hipotecarios para viviendas.
«Hemos comprobado que estas reuniones son muy útiles para informarnos sobre el futuro de Argentina y las oportunidades», sinceró Fink al salir de la reunión con el Presidente.