Circuito dedicado al arte o a las ciencias sociales, a los chicos o al cine, en el barrio más porteño se traza una ruta con diez estaciones culturales ideal para andar el fin de semana.
A las ya clásicas librerías del barrio más porteño se sumaron en pocos meses otras dos con ideas nuevas y perfil propio: Urquiza y Caburé. Algunas especializadas, otras generales, que habitan el espacio de un museo con catálogos de colección o que dominan soberanamente esquinas; de libros en inglés seleccionados con esmero o provenientes de bibliotecas privadas acuñadas con fervor. Todo se recicla, el tiempo añade distinción a las ediciones del pasado y a las nuevas las perfecciona el estilo: un circuito de librerías en San Telmo para amantes de los libros, de los libros de arte, del arte de hacer libros y del amor por la lectura.
Caburé
Se llama como esas lechucitas nocturnas que se ven en el campo. O como una sabrosa comida paraguaya. En un entrepiso cuenta con un espacio para las actividades que la librería programa en simultáneo: presentaciones de libros, charlas con escritores y talleres de poesía, lectura y escritura. Caburé se especializa en humanidades y ciencias sociales: libros de Las Cuarenta, Colihue, las publicaciones facsimilares de la Biblioteca Nacional (y las no facsimilares también) se encuentran entre las novedades literarias. Reserva un sector para las revistas culturales con contenidos de calidad como Humo, El Río sin Orillas y El Ojo Mocho. Con espíritu cooperativo, Caburé también es la casa de un sello recientemente creado: Caterva. Uno de sus títulos, Textos viscerales, los escritos del periodista e intelectual cordobés Luis Rodeiro, es uno de los más vendidos, junto con el tercer número de la revista Carapachay. Cursos del mes por Walter Lezcano, Edgardo Scott, Cecilia Solari y Alejandro Boverio.
La libre
¿Qué se puede esperar sino libros de sellos independientes, autogestivos y con espíritu contracultural en una librería así bautizada? La Libre hace honor a su nombre y ofrece a los lectores materiales literarios, ensayísticos y filosóficos que ayudan a ampliar los horizontes de la vida en sociedad. «Tenemos un primer piso con sillones donde nos juntamos a conversar, a leer, a pensar, y al que todos quedan invitados a sentarse en grupo o en solitario y tomar un libro cualquiera de la librería, sin la menor exigencia de compra, para leerlo como si estuvieran en una biblioteca», invitan desde la Web.
El Rufián Melancólico
A Roberto Arlt le hubiera gustado la librería que rinde tributo a uno de los excéntricos personajes de Los siete locos. Libros apilados en mesas y estantes, fotografías antiguas, pósters de películas, ejemplares de revistas que dejaron de publicarse, colecciones de tomos con letras doradas, litografías y discos de pasta conviven en un caos armónico. Se abastece con la compraventa de libros usados, de bibliotecas privadas y de remates: hay libros desde $ 10 pesos y algunos de hasta $ 3000, ya que también reservan primeras ediciones. Muchos visitantes se sacan selfies en este escenario del paso del tiempo, la bohemia y la curiosidad lectora.
La Gradisca
En Amarcord, la genial película de Federico Fellini, Magalí Nöel interpretó el personaje de Gradisca, una sensual peluquera que hacía delirar a los muchachos. El nombre del bar-librería no es casual: está frente a la Universidad del Cine. Posee además una sala para 40 personas donde se realizan funciones de teatro, conciertos, proyecciones de películas y otras actividades culturales. La oferta de La Gradisca es eminentemente cinematográfica: hay biografías razonadas de directores de cine, ensayos y libros de teoría cinematográfica que, como se sabe, alcanzó cimas filosóficas con autores como Gilles Deleuze, Georges Didi-Huberman o Teresa de Lauretis. Los libros aparecen en varias salas de esta casona remodelada (con patio interno), a la manera de la biblioteca-refugio del protagonista de Con V de venganza, ¡pero más ordenado!
Urquiza
En mayo abrió sus puertas Urquiza, la librería de libros de arte, libros de artistas y libros sobre artistas que ideó Mercedes Urquiza. El plus del local es fácil de adivinar: incluye un espacio para exposiciones de arte. Matilde Marín presentó fotografías motivadas por el trabajo de los cartoneros. Ahora es el turno de Elba Bairon, que exhibe una escultura modulada por papeles de fotocopias. Urquiza ofrece rarezas, como un catálogo de Guillermo Kuitca de tiempos idos, libros editados por Arta, KBB, Phaidon y La Luminosa, entre otros sellos locales y extranjeros. También están los catálogos de esos museos y galerías que, como Proa y Jorge Mara, editan libros soñados. Hay un espacio que crecerá, con novelas y cuentos protagonizados por artistas (como La obra, de Émile Zola, y Todo cuanto amé, de Siri Hustvedt). Abre toda la semana; los domingos, a la hora de la siesta.
Club Burton
Librería de usados instalada como si fuera una último modelo, con vidrieras colmadas de joyas impresas, libros de colección o fuera de circulación hace tiempo. Domina la esquina de Estados Unidos y Chacabuco. Hace pocos días compraron una biblioteca privada especializada en sufismo; ahora aguardan la llegada de libros de una biblioteca de Miramar, con materiales de filosofía. Editan la revista Siwa. Abre todos los días del año, aunque hace una pausa en el horario de la siesta.
Walrus
Para los lectores del idioma de Emerson, nada mejor que visitar Walrus, la librería fundada en los primeros años del siglo XXI por un estadounidense que, casado con una argentina, se instaló en San Telmo. ¿No es una feliz coincidencia que el local esté en la calle Estados Unidos? Allí se encuentran libros usados en inglés de Walt Whitman y de Raymond Carver, de Doris Lessing, de Kurt Vonnegut (muy buscados en la actualidad) y de V. S. Naipaul. Tuvo visitas ilustres: J. M. Coetzee compró libros allí. En el entrepiso del local hay dos mil títulos en oferta a 50 pesos. Decorada como la biblioteca de una casa norteamericana de la Nueva York del siglo XIX, la librería que adoptó su nombre en homenaje a una escena de Alicia a través del espejo es cálida.
Fedro
Clásica librería con nombre de personaje platónico, Fedro se orienta a la literatura iberoamericana y poesía de sellos grandes, medianos y pequeños. Se agotan las ediciones de los nuevos libros de Pablo Ramos, Mariana Enriquez, Selva Almada y Ricardo Piglia. El Pichi o la revolución de los frágiles, de Eduardo Blaustein, encabeza las ventas de este invierno junto con los títulos de Isol. Hay un sector con libros de arte y libros para chicos, otro con CD de música contemporánea y un espacio para talleres. Los domingos abre por la tarde. Los habitantes del barrio hablan de Fedro como de un vecino más.
Galerna
La sede santelmitana de la cadena de librerías, editorial y distribuidora destina la mitad de su espacio a los libros para chicos. Los domingos realizan una actividad gratuita: Cuentacuentos. La narradora Leticia Lanata les pone el cuerpo a las historias de autores de todas las épocas. El best seller de Galerna es un libro para chicos: Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte, de Magalí Le Huche, publicado por Pípala. Le siguen trabajos de Pablo Bernasconi, Márgara Averbach y Alexandra Karagliolu. Hay libros para que los turistas o los locales con alma nómada acierten con el rumbo en sus vagabundeos.
Librería del Mamba
La librería depende de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Moderno y se halla a la entrada del museo, al que ahora llaman El Moderno. Catálogos de las muestras del pasado y del presente están a disposición de los visitantes a precios accesibles: rondan entre los 70 y los 300 pesos. Las obras de Sebastián Gordín, Laura Lima, Antonio Seguí, Catalina León y Marta Minujín, en formato de libro impreso, pueden formar parte de bibliotecas privadas a bajo costo. En 2017 ganará en metros cuadrados; para entonces prometen abrir cajas con tesoros de otras épocas.