Miles de devotos acudieron este mes a la parroquia y santuario de Santa Lucía, Virgen y Mártir, en el barrio porteño de Barracas (avenida Montes de Oca 550), donde desde muy temprano se abrieron las puertas del templo para las fiestas patronales en honor de la santa.
A las 18 se realizó la procesión por la avenida Montes de Oca y una hora después el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la zona Centro, monseñor José María Baliña, presidió la misa frente al templo.
Procesión, flores e historia
Santa Lucía está asociada a los jazmines, por lo que el carrito que lleva la imagen de la santa se llena de flores durante la procesión.
Niños, jóvenes y adultos de la comunidad parroquial se dedican a deshojar los jazmines y se llenan dos canastos enormes.
Cuando la imagen inicia el ingreso al templo, desde la torre del campanario se hace una lluvia de pétalos que con el sol del atardecer adquiere un colorido muy especial.
El templo dedicado a Santa Lucía fue erigido canónicamente en 1889 por el entonces arzobispo de Buenos Aires, monseñor León Federico Aneiros.
Santa Lucía es considerada la protectora de la vista por los prodigios en este sentido que se le atribuyen a su intercesión.