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El ataque cerebrovascular, stroke o ACV es lo que ocurre cuando el cerebro sufre de dos posibles causas: una arteria se rompe o una arteria se tapa, ya sea por un coágulo o por un trombo. Expertos señalan que aún falta información. ¿A través de qué síntomas se manifiesta?

El ataque cerebral, también llamado ACV (accidente cerebrovascular) o stroke, es la manifestación de una repentina alteración en el flujo sanguíneo cerebral. Esto puede ocurrir porque una arteria se tape (isquemia) o se rompa (hemorragia). La arteria puede taparse a causa de un coágulo o trombo, que pueden originarse en una arteria del cerebro, del cuello o en el corazón. Por otra parte, las arterias pueden romperse, ya sea porque se han vuelto frágiles, como ocurre en las personas con presión alta, o porque tengan alguna anormalidad como dilataciones (llamadas aneurismas) o conexiones anormales entre arterias y venas (malformaciones arteriovenosas –MAVs), entre otras.

Ya sabemos cómo es el tratamiento del infarto de corazón, pero no está tan bien difundido el tratamiento del ACV, señalan expertos del Hospital Universitario Austral.
Para esto debemos detectar de forma temprana los síntomas del paciente: si tiene una debilidad en alguno de los miembros (superior o inferior), dificultades súbitas en el habla, pérdida de visión repentina, eventos de mareos o cefaleas o si no puede expresarse y se siente confuso es muy importante una consulta a tiempo.

El tratamiento se puede administrar siempre y cuando el paciente llega a tiempo. Tienen que llegar dentro de las 3 horas después del ataque. Por lo cual, lo fundamental es que apenas comience con los síntomas llamar al 107 o al servicio médico de emergencia con que se cuente, y decir que tiene un ataque cerebral.
Los factores de riesgo son: tabaquismo, hipertensión arterial, colesterol, estrés, falta de ejercicio físico, obesidad, y diabetes.

¿A través de qué síntomas se manifiesta?
Una gran variedad de síntomas puede ser producidos por el ACV, técnicamente cualquier función del cerebro puede ser afectada. El inicio del síntoma es típicamente brusco, de un momento a otro. Los síntomas más comunes son: debilidad y/o alteración de la sensibilidad en la mitad del cuerpo o solo de la mitad de la cara, un brazo o una pierna.

Problemas para ver, hablar y/o entender, confusión, dolor de cabeza, vértigo (sentir que todo gira), pérdida del equilibrio, dificultad para leer o escribir, etc. 
En ciertos casos la persona que sufre el ACV puede no darse cuenta de ello, por eso es importante asistir a quién repentinamente presenta un síntoma neurológico, llamando a la ambulancia para acudir a la guardia lo antes posible. Si bien estos síntomas pueden ser causados por otros trastornos, es necesario que sea el médico el que lo evalúe.
No hay que intentar dar medicaciones para la presión o descansar a la espera de que mejore.

Específicamente en el ACV Isquémico, los tratamientos más efectivos se aplican dentro de las primeras horas de iniciado los síntomas y en ambos (isquémico y hemorrágico) mientras antes se trate mejor será la evolución.
En ocasiones el síntoma dura poco tiempo, debido a que la arteria se destapa espontáneamente y la persona mejora rápidamente, a lo que se denomina Ataque Isquémico Transitorio (AIT). Es muy importante recordar que esta mejoría no debe evitar que vayamos a la guardia, ya que debe estudiarse y tratarse de manera similar al ACV. Un número importante de AIT presentan un ACV horas o días después, lo que podría ser evitado con el correcto estudio y tratamiento. 

¿Se puede prevenir?

La mayoría de los ACV pueden prevenirse, para ello es necesario realizar los controles periódicos de salud con su médico, tratar y controlar la presión arterial, la diabetes, el colesterol, dejar de fumar y no estar expuestos al humo del cigarrillo en el ambiente. 
Tener un peso adecuado y realizar actividad física aeróbica. 
Mejorar la dieta, aumentando en gran cantidad la fruta y la verdura en la comida y disminuyendo las grasas de origen animal. 
Reducir el consumo de sal. 
Estar bien de ánimo, tener amigos y hacer actividades de grupo, ya que la depresión y el aislamiento social se asocian al ACV. 
Tener las vacunas al día para evitar infecciones, acudir al odontólogo y tener un buen estado dental, disminuyen el riesgo de sufrir un ACV. 
Y, principalmente, mantenerse informado con fuentes confiables de información, por ejemplo, concurriendo a charlas a la comunidad y consultando a su médico sobre prevención.

Proyecto 

El neurocirujano y neurointervencionista Gustavo Masenga (MN 82.172) contó que forma parte de un equipo de profesionales que busca la promoción de un proyecto de ley sobre el ACV que otorgue el marco adecuado en Capital Federal a su difusión y demás políticas sanitarias pertinentes. “El ACV es la tercera causa de muerte y la primera causa de discapacidad con dos características: hay muy poco tiempo para tratarlo y la otra que es estudiada y tratada por muchas especialidades. Por esto es fundamental generar una estrategia que coordine los esfuerzos de cada uno mediante la creación de un protocolo, una guía, un instructivo nacional y consensuado entre todas las especialidades”, explicó. “El objetivo es definir las acciones necesarias para la prevención, detección, tratamiento y rehabilitación precoz del ACV”.

Detalló punto por punto la iniciativa parlamentaria: el proyecto de ley de ACV en la Ciudad de Buenos Aires propone:
1) declarar de interés gubernamental la promoción de la prevención del ACV
2) garantizar el acceso de la población este beneficio, incluyendo todas las modalidades de atención tanto públicas como privadas?
3) darle al Poder Ejecutivo la autoridad de aplicación de la ley con funciones de:? crear un registro único?, establecer las normativas de aplicación (requisitos, auditorías, actualizaciones, sistemas de traslado, campañas públicas)?, asignarle un presupuesto para la implementación?, y celebrar convenios jurisdiccionales”.

El accidente cerebrovascular (ACV) es un problema de magnitud creciente en nuestro país. Según los últimos datos obtenidos del Estudio Epidemiológico Poblacional sobre Accidentes Cerebrovasculares (EstEPA), llevado adelante por el Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni bajo la dirección del Dr. Sebastián Ameriso, puede estimarse que en la Argentina:
* Más de 340.000 personas conviven hoy con secuelas de un ACV (esto se conoce como prevalencia de la enfermedad).
* Se produce un nuevo ACV cada 15 minutos (la incidencia de la patología).
* El ACV es una de las principales causas de muerte.

Además, el equipo de Neurología Vascular de Fleni desarrolló una encuesta nacional (Estudio “Shifon”) que demostró que el 73% de los argentinos conoce la gravedad de la patología, pero sólo 1 de cada 3 conoce la existencia de un tratamiento específico y el 25% no considera los síntomas cardinales como una urgencia médica.

La carga de esta enfermedad en nuestra población, sumado a la complejidad en su manejo durante la etapa aguda, ha llevado a que desde 2017 nueve sociedades científicas se unieran para elaborar un documento unificado, en donde se dejó en claro los conceptos fundamentales para el tratamiento del ACV.
Participaron de esta Guía la Sociedad Neurológica Argentina, Sociedad Argentina de Cardiología, Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, Sociedad Argentina de Medicina, Sociedad Argentina de Geriatría y Gerontología, Sociedad Argentina de Radiología, Sociedad Argentina de Emergencias, Asociación Argentina de Neurocirujanos y Colegio Argentino de Neurointervencionistas.
Este trabajo cuenta con 60 autores, todos ellos especialistas que tienen contacto con esta enfermedad en su práctica diaria.