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Muchas viviendas y pocos votos en las Villas

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La política siempre tiene cosas raras, difíciles de explicar. Una de esas cosas raras ocurrió en la Villa 31 de Retiro, en las PASO del 11 de agosto. ¿Y qué hubo de raro allí? Que el Gobierno de la Ciudad metió mucha plata, hizo una gran movida y el resultado fue desastroso: el cristinismo sacó 63,17% de los votos contra 16,9% del macrismo. Diferencia: más de 46 puntos, 20 por encima de las PASO del 2015.

Entre esas dos PASO hubo en la Villa 31, que ahora se llama Barrio 31, un proyecto de urbanización en el que el Gobierno invirtió 6.000 millones de pesos, casi la mitad del paquete de 13 mil millones que destinó a todas las villas. El grueso para construir 1.200 viviendas. El logro ha sido desconocido por los beneficiarios directos.

Urbanizar es bastante más que hacer casas y calles. Incluye agua, cloacas, luz, alumbrado público, arbolado, veredas, asfalto. Las casas se ven más que lo otro, que se ve menos o no se ve. Lo que sí se ve es la escuela que también montaron y que es la más moderna de la Ciudad y una cancha de fútbol con tribunas.

Son obras que ya disfruta muchísima más gente que la que votó: 5.893 sobre 9.869 habilitados. La población de la villa es de 47 mil personas. Fue tan grande la apuesta que ahí hizo el Gobierno que armó un área para ejecutar el proyecto: la Secretaría de Integración Social y Urbana, con rango ministerial.

Dentro del macrismo, hay quienes pegan el mal resultado electoral no sólo a la crisis económica que pegó fuerte por cierto, sino también a la gestión de Diego Fernández, un empresario gastronómico sin experiencia política y sin vocación política puesto en un lugar donde las obras mejoran la vida de la gente pero solas no ganan las elecciones.

En un punto, Larreta aplicó en las villas la misma fórmula que aplica en toda la Ciudad donde ganó ampliamente por casi 15 puntos. Nadie puede negar que el macrismo le ha cambiado la cara a Buenos Aires con obras que le han cambiado la vida a mucha gente.

No hubo denuncias de clientelismo ni de corrupción en la asignación de viviendas pero en las villas hacer política hace diferencia y a veces hace diferencias grandes en la cosecha de votos. Es lo menos parecido a gestionar una empresa.

Barrio 31: Quedó inaugurada la escuela más grande de la Ciudad
Algo de eso ocurrió en la Villa 20, donde viven 27 mil personas. El Gobierno concentró la ayuda en el barrio Papa Francisco, con inversiones de $ 3.300 millones para construir 1.671 viviendas. Los votos de los habitantes de la 20 están dentro de los 36.250 de once escuelas de Soldati, Lugano y Villa Riachuelo. Allí el cristinismo le ganó a Larreta por 12 puntos, una diferencia importante aunque lejos de 46.

También es imposible saber cómo votaron los habitantes de las otras dos villas donde el Gobierno porteño hizo muchas obras y apostó mucha plata en obras. La Rodrigo Bueno, de la Costanera Sur, con 1.500 millones para 614 viviendas y la Villa Fraga, en Chacarita, con 1.600 millones para 678 viviendas. Los de la Rodrigo Bueno votaron mezclados con vecinos de Puerto Madero en una escuela donde ganó Larreta y los de Fraga con vecinos de Chacarita donde también ganó Larreta.

No pocos votantes de Cambiemos y no sólo de Cambiemos viven como algo injusto que el Gobierno construya con sus impuestos en villas 4.000 viviendas que no tienen nada que envidiarles a las de cualquier barrio y no construya ni una sola para ellos. Y que encima los créditos UVA que podían acercarlos a la casa propia fueran barridos por la inflación. Y es difícil argumentar que la manta es corta.