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Los locales gastronómicos buscan la manera de sobrevivir. El delivery no es rentable y tienen altos costos de expensas, alquileres y electricidad, entre otros.

La situación que están atravesando los restaurantes es crítica. Y Puerto Madero no queda exento de la crisis. A los coletazos generados por la construcción del Paseo del Bajo, que duró unos 28 meses, se les sumaron ahora las pérdidas ocasionadas por el cierre de los comercios debido a la cuarentena.

“En Puerto Madero suele haber dos vías de entrada muy fuertes, que son el turismo y las ferias y congresos. En ese sentido, el año está perdido, lo cual es un golpe devastador”, aseguró Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC).

Paralelamente, el delivery en la zona no resulta rentable. “Con el delivery hay muy poco margen de ganancia. Algunos abrieron unos días y como no funcionó, volvieron a cerrar”, agregó. Al respecto, sólo unos cuatro restaurantes de la zona lograron mantener este formato, en un barrio poco poblado y donde gran parte de los alquileres son de oficinas y de turistas.

“Puerto Madero está totalmente parado, parece un páramo, un desierto. Hay un estado de desesperación y ansiedad muy grande. Tuvimos que regalar mercadería perecedera y no sabemos hasta cuándo va a durar esta situación”, explicó Carlos Yanelli, dueño del restaurante Estilo Campo.

La realidad es que tras la crisis ocasionada por la construcción del Paseo del Bajo, los locales gastronómicos de la zona ya habían reducido el personal, mientras reclamaban más espacios de estacionamiento para atraer clientes. Sin embargo, ahora los reclamos son otros y primordiales: ayuda para pagar los sueldos, renegociación de los alquileres, exención del pago de ABL y de Ingresos Brutos por 180 días, devolución de saldos acreedores de Sircreb, entre otros.

“Estamos esperando a ver qué acompañamiento logramos del Gobierno. Para pagar los sueldos, recién se va a concretar este mes, pero todavía no se lo acreditaron a nadie. De hecho, muchas empresas todavía no lograron cargar los datos por falta de información”, agregó Yanelli.

Con respecto a los alquileres, la renegociación de la renta depende de cada propietario. Si bien para los locales también corre la medida de congelamiento de alquileres, tal como lo dispuso el Gobierno a través de un DNU, hay algunos que decidieron condonar el pago del mes de abril como medida de alivio.

Sumado a eso, las expensas que suelen ser altísimas, con varios ceros mediante, también son un golpe a los negocios mientras están cerrados.

Otra preocupación que tienen hoy los dueños de los restós es el pago de la luz. Al respecto, Amoroso explicó que los negocios suelen contratar un factor de potencia, es decir, la cantidad de electricidad básica que utilizan todos los meses. Sin embargo, desde que cerraron han recibido facturas como si estuvieran abiertos. A la espera de un contacto con el ENRE, por ahora no lograron encontrarle solución a esto.

Actualmente, todos los restaurantes mantienen la misma filosofía. Buscarle la vuelta para achicar gastos sin que eso afecte, por ahora, el empleo.

“Nosotros tenemos armado el restaurante para 330 comensales. Reabrir un monstruo de esta magnitud es un riesgo importante, por lo cual por más que podamos abrir en unos meses, esto no termina acá. La salida va a ser muy paulatina”, finalizó Yanelli.

Todos temen lo mismo. La realidad indica que los restaurantes serán los últimos negocios en abrir. Y tendrán que hacerlo bajo estrictas normas de higiene, distancia entre meses, sin filas y con reservas previas.